IX

Quizás el verdadero amor sea una decisión; La decisión de jugártela por alguien, de entregarte a alguien sin pensar si te va a corresponder o si te va a hacer daño, o si será el amor de tu vida. Quizás el amor no es algo que te ocurre, quizás sea algo que tú escoges.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Gracia(s)

Todavía me acuerdo de cuando lo nuestro tenía gracia. Nunca hubo nada nuestro en realidad, pero al menos sabíamos cómo pasárnoslo bien. Y era divertido. 
Jugar a quitarnos la ropa, a escondernos de los demás pensando que eran importantes, estar siempre al lado pero sin estarlo... Pues eso, jugar. Hacíamos lo que sabíamos hacer bien, joder, joder mucho y muy fuerte y también jodernos la mente.
Aquellos eran tiempos mejores. Cuando no importaba nada más que darnos placer mutuamente, cuando los viernes subíamos al cielo a ver qué tal por allí y nos sentábamos en una nube a ver la vida pasar. Parecía toda la eternidad. 
Me acuerdo de tus pisadas y las mías en la nieve, los cristales del coche empañados. Me acuerdo de tu respiración agitada en mi nuca, de los besos. Me acuerdo de las palmas de tus manos en llamas, ardiendo como siempre que me rozaban. Lo nuestro, que no había nada nuestro pero que era nuestro al fin y al cabo.
Recuerdo el par de veces que te subiste a la parra para darle la vuelta a todo. Cuando vas dando poco a poco entre las juntas de los ladrillos y acabas partiéndolos en dos. Y joder, son mis ladrillos, no los toques. No pienses que se me han olvidado la de mensajes sin contestación, porque no. Y ahora me mareas y joder, voy a vomitar. El día que vomite los gritos que me guardo, ay dios. Espero por tu bien que ya no te pille cerca.
Me acuerdo al final de que han pasado muchos años ya, y seguimos igual de jodidos pero ahora sin joder. Y eso sí que escuece. Mucho más que una noche de sexo salvaje apretando tu cabeza entre mis piernas. Creo que tienes razón. Va a ser verdad que quiero, quiero y quiero. Pero yo siempre quise aunque no lo supieras, y qué putada. 
Pues eso, que me estoy acordando de cuando todo esto tenía gracia. Como cuando comía chocolate, bebía vino y follaba con fresas y nata. Esos también eran tiempos mejores. 
Pero ya no soy esa. Ni tú eres aquel. Ahora estamos jodidos, pero de verdad. Tú perdido como siempre pero ahora duele más, yo, yo perdida por tí como siempre pero también doliéndome más. Y pues eso, que cuando a una Virgo deja algo de hacerle gracia... mal. Pero mal, de verdad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario