IX

Quizás el verdadero amor sea una decisión; La decisión de jugártela por alguien, de entregarte a alguien sin pensar si te va a corresponder o si te va a hacer daño, o si será el amor de tu vida. Quizás el amor no es algo que te ocurre, quizás sea algo que tú escoges.

jueves, 15 de noviembre de 2012

All In♥

De repente, algo ocurre que le da un giro a todo lo que te rodea. Hablo de cuando todo cambia por dentro y por fuera.
Escribir por amor al arte. Pensar, fingir, calmar la sed...
Los recuerdos pueden convertirse en pura magia. Pueden cambiar tu estado de ánimo en tan solo un segundo. Y escribir ayuda. Porque en momentos frágiles lees. Y respiras. Y sonríes...

Había una vez, un ser débil que parecía fuerte. Tras su coraza escondía un millón de secretos. Y nadie hasta el momento había podido averiguar de qué se trataba. Hasta entonces.
Alguien aparece en tu vida con el único fin de cambiártela. Y eso le ocurrió a él.
Durante mucho tiempo había sido un hombre frío, que a penas hablaba de nada y que no sacaba a la luz sus ilusiones. Pero cuando esa luz era la que entraba por la ventana de aquella habitación, todo cambiaba.
El destino había preparado para él un gran encuentro. La vio, y supo que era ella. Alguien especial, alguien con quien compartirlo todo y a la vez nada.

Ella había sido dulce y risueña no hacía mucho. Pero los acontecimientos que la rodeaban habían hecho mella en su persona. Se había vuelto fría como el hielo, y solo mostraba su calidez entre las sábanas de aquella cama.
Cuatro paredes eran testigo de sus encuentros más furtivos. Dos seres asqueados del mundo se habían encontrado para darse calor. Y así funcionaba aquello.

La transformación de ella fue mucho más rápida. Pronto se reencontró con su Yo anterior, y vio más allá de aquellas caricias. Dedicaba largos tiempos a pensar y pensar, en aquella relación extraña, sin llegar nunca a ninguna conclusión. Él, por el contrario, seguía gélido, distante, "sin sentimientos".
La muchacha de la que hablo construyó un muro tan fuerte entre los dos, que solo podía ser destruido con el amor del joven. Pero no.
Sus almas habían encajado como piezas de un puzzle. Bebían, fumaban y follaban. Su pasión era tan grande que llegaba a las estrellas.

Y pronto llegó el miedo. La sensación más temida en el amor. La joven se acojonó y se prometió a sí misma que pasase lo que pasase, jamás apostaría por algo que creía perdido. Él, por su parte, se mostraba tan lejos que a penas le sentía.
Aquella habitación conoció los rincones más remotos de cada uno de los cuerpos. Estos se fundían en uno y parecían bailar una melodía que solo ellos sentían. Las caricias en su espalda. Besos, pasión, dulzura.

Con el tiempo, la joven consiguió abrir el alma del muchacho. Y aunque él nunca dijese nada, ella conocía más de él  que nadie en la vida. Comenzó a comprenderle, y le gustó aún más. Pero ella mantuvo su promesa hasta el final.
El destino siempre juega como quiere, y esta vez así lo hizo.
Sus caminos debían separarse.

Cuando la chica comprendió que ya estaba todo perdido, decidió dar un paso adelante. Se olvidó de la estúpida promesa y apostó. Y aprendió, que quien no arriesga, no gana. Y que apostando también se puede perder. Por primera vez desde que se conocían, el chico habló. Quizás porque no le quedaba más remedio. Y ella no escuchó lo que quisiera. Los siguientes días fueron tan difíciles que solo pensaba en correr.

Una vez más, la joven había padecido las putadas de la vida. Y poco a poco, con paciencia, reconstruyó el muro que la rodea hoy. En cuanto a él, el tiempo había decidido jugar en su contra. Más tarde apostaría All In y también lo perdería todo.
Todavía hoy siguen escapándose a aquella habitación. Siguen acariciándose como entonces. Sus susurros se convierten en magia, y las agujas de todos los relojes se detienen.

Ya no hablan, solo sienten.
Nunca se dicen adiós, porque eso supondría no volver a verse.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Dos grandes amores.

En esta vida encuentras siempre dos grandes amores.
Uno, con el que encajas desde el principio, que te mima, te cuida, te da la estabilidad que necesitas... Con el que compartes los grandes momentos que te ocurran en la vida. Él es especial.
Y otro, que te desestabiliza. Esa persona con la que sabes que jamás podrás alcanzar un puto final feliz. Que te endulza las noches y te amarga los días. Que te hace ver las estrellas cada vez que te toca, que te engancha como una droga. Alguien de quien no te puedes olvidar.
Y así pasarán los días. No habrá momento en que no le recuerdes. Querrás conseguir la felicidad a su lado siempre, hasta que llegue el instante en que tires la toalla. Y es ahí cuando te darás cuenta de que es mucho mejor pelear con ese sol que sabe hacerte feliz, que pasarte mil noches enroscada entre las sábanas de alguien que no es capaz.
Aún así, no habrá momento en que le olvides. Pasarán mil años, vivirás mil historias, pero él ha formado parte de tu historia, porque ha escrito el más apasionante capítulo. Siempre será recordado como la lejana perfección que nunca pudiste alcanzar. Pero aprenderás a vivir con ello. Serás capaz de darle a otra persona lo que se merece, y obtendrás la más mágica compensación: la felicidad.