IX

Quizás el verdadero amor sea una decisión; La decisión de jugártela por alguien, de entregarte a alguien sin pensar si te va a corresponder o si te va a hacer daño, o si será el amor de tu vida. Quizás el amor no es algo que te ocurre, quizás sea algo que tú escoges.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Cuando tú vas, yo he vuelto.

En la vida hay días que no deberían de haber empezado y días que no deberían haber terminado. Hay momentos inolvidables y lugares que se olvidan al instante. Hay personas que entran y salen de tu vida y otras que permanecen aunque no las tengas cerca. Hay días y hay noches. Hay besos increíbles y besos que suenan a monotonía. Abrazos incómodos y aquellos de los que no te quieres soltar. Hay horas que ... se hacen días y días que se hacen horas. Hay caídas divertidas y caídas dolorosas. Hay miradas que matan y miradas que te hacen soñar.. Olores que permanecen en tu nariz día tras día sin olvidarse. Hay gestos que enamoran y gestos que insultan. Hay amores verdaderos y amores por los que morirías. Hay personas que mienten para sentirse bien y personas que son demasiado tontas. Hay gente fea y gente guapa, pero en el fondo todos somos iguales. Hay personas que viven el momento pensando en que no volverán y personas que lo viven sin pensar en el mañana. Las que odian y las que quieren. Las que se hacen indispensables. Las que son el bien y el mal. Hay personas como tú y yo. Personas imbéciles que por miedo a la realidad no expresan lo que sienten. Así es la vida, cuando tu dices blanco, yo digo negro. Cuando tú vas yo he vuelto.

domingo, 20 de noviembre de 2011

MI CENICIENTA.

Busco dos suelas nuevas para mis viejos zapatos y un loco corazón para aliviar este mal rato.
Harto de estar tan solo redeao de mucha gente, te espero derrotado en el bar de siempre.
Después de los conciertos ya no me sale la risa. Será una mala racha o este invierno que no avisa.

Ya sé que muchas veces sólo te uso de pañuelo. Ya sé que no merezco vigilar tus sueños.
Tú eres mi cenicienta, que nunca tiene prisa. Una bala perdida hecha a mi medida.
Cuando me siento herido, me subes a un tejado y allí, la vida es menos puta si estás a mi lado.

Teniendo mil razones para no estar a mi vera, te quedas por aquí compartiendo primaveras.
Tú eres la CocaCola, Yo soy el Wishky barato: mi mezcla preferida pa aullentar el llanto.
Salimos a la calle cuando más llueve, gritamos entre coches cuando todos duermen.

Ya sé que muchas veces sólo te uso de pañuelo, ya sé que no merezco vigilar tus sueños.
Tú eres mi cenicienta, que nunca tiene prisa. Una bala perdida hecha a mi medida.
Cuando me siento herido, me subes a un tejado y allí, la vida es menos puta si estás a mi lado.

Si se me tuercen mis mañanitas, tú me escupes una sonrisa. Si te abandono de madrugada, no me devuelves la patada. Si me declaro en guerra, dices que no entiendes de banderas.

Tú eres mi cenicienta, que nunca tiene prisa. Una bala perdida hecha a mi medida.
Cuando me siento herido, me subes a un tejado y allí, la vida es menos puta si estás a mi lado.


#9.

sábado, 19 de noviembre de 2011

loveU.

Pensé en decirte que las cosas de este modo no van bien. Que no me van bien, por lo menos a mí.

Ya sé que las cosas de palacio van despacio, que hay que luchar por lo que quieres, y tener paciencia, bla bla bla. Toda la teoría me la sé desde el principio. Y he tenido más de un año para perfeccionarla. Mi problema no es ese, mi problema tal vez seas tú. Así, tal cual.

Alomejor las cosas podían haber sido diferentes, sí, pero... no lo han sido.
Han sido de esta manera y no podemos cambiarlo. Podríamos intentar pasárnoslo bien con esta condición, pero no podríamos hacerla desaparecer. Creéme, un millón de veces he cerrado los ojos y he apretado mis puños deseando lo más fuerte que he podido que desapareciese, y no funciona...

Creo que o aprendemos a vivir con ello o lo dejamos de intentar para siempre. Y sí, ya sé que tú lo has dejado de intentar hace tropecientos años, pero yo sigo al pie del cañón, vale?
He pensado en decirte todo esto y mucho más, pero para qué. Mi otra mitad sabe que no sirve de nada, o eso cree. Puede que si te digo que te adoro me digas: Yo a tí también. O puede que no.

Llamamos a esto kilómetros. Pero yo sé que tú sabes que esto es lo que tenía que duceder. Creo que sabías desde el minuto 0 que tenías que dejarme cumplir un sueño, y lo has hecho. Bien, ahora que me has enamorado un poquito más, qué tal si hacemos como si los kilómetros no existiesen? te parece?

#9.

martes, 15 de noviembre de 2011

Seguimos siendo nosotros.

Me da miedo.
Hablo del día en el que volvemos a vernos.
¿Qué ocurrirá entonces? O mejor, ¿qué debería ocurrir?
Que nuestras miradas se crucen y sepamos, que vamos a pasar la noche amándonos como antes.
Como aquellas noches en que nuestros cuerpos temblaban con sentirse cerca. Ha pasado tanto tiempo...
No hablo de felicidad ni de satisfacción. Solo de que nos hacíamos la compañía que queríamos y con eso bastaba.
Que tus caricias me aliviaban y sé que a veces mi sonrisa te tranquilizaba.

Aquellos eran tiempo mejores.
Cuando el daño que nos hacíamos era sin querer. Cuando solo pensábamos en disfrutar.
Cuando la historia se nos fue poco a poco de las manos entre que nos dábamos las buenas noches y las mañanas que nos despertábamos al lado.
Que tu pecho era mi almohada y mi ombligo tu pasatiempo. Era sencillo dormirse sonriendo cuando la compañía eras tú.

Miedo. A que no sepamos hacernos felices como antes, o a volver a caer en aquello que llamamos trampa, en el engaño que supuso cambiar un modo de vida.
Ya no fumo. Pero sigo comiéndome los sugus azules primero y dejando uno para el final.

#9.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Un clavo.

Dicen que un clavo saca otro clavo, y yo me aferré a uno que ardía aún más.
No sé de qué era cuestión. Si sería cuestión de tiempo, o de encontrar otro clavo, o de abrir los ojos o de qué. Simplemente sucedió.
Una mañana desperté pensando de manera diferente. Ya no era él quien ocupaba mis pensamientos más intensos. De pronto, lo ví claro.
No sabía a dónde me dirigía ni con quién. Y no me hacía falta saberlo. Me liberé del mayor peso que llevaba encima, y sonreí. Hacía tiempo que no senreía...
Con el tiempo te das cuenta, de que no es cuestión de clavos. Los hay dorados, plateados, oxidados... pero al fin y al cabo, no dejan de ser clavos.

Pensar que encuentras al mejor clavo de la tienda, el más caro, el más bonito y el que mejor clava, y darte cuenta con el tiempo, que el vendedor te ha timado. Vaya, son cosas que pasan.
Sonrisa y adelante aunque, entre las cuatro paredes que te guardan los días, no haya tantas sonrisas.
Una pena. Una decepción... Llamémoslo "un clavo desaprovechado".

#9.