IX

Quizás el verdadero amor sea una decisión; La decisión de jugártela por alguien, de entregarte a alguien sin pensar si te va a corresponder o si te va a hacer daño, o si será el amor de tu vida. Quizás el amor no es algo que te ocurre, quizás sea algo que tú escoges.

viernes, 20 de junio de 2014

Rincones que te sangran el alma.

Caminamos muchas veces sin sentido buscando encontrar a cada paso y damos de repente con pequeños grandes lugares, con rincones escondidos capaces de darlo todo sin nada a cambio.
Y te recuerdan a sus manos, y respiras profundo. Buscas encontrar sin respuestas pero entonces ahí estás, de nuevo, en sus manos. Recordarle por todo y por nada, sentirle cerca. Gracias por todo y por nada.


Y el cielo parece azul y el calor es inmenso; pero llueve. 

Las tormentas de verano que arrasan de un plumazo con todo; igual que tú. 

Y entonces el calor sale aún con más fuerza y no te deja ver más allá; igual que tú.

Qué más dan las penas y las distancias si a cada paso que das aparece algo capaz de devolverle a tu mente, de sentirle cerca; de quererle con sus sinsentidos.

Viva los rincones que devuelven el amor a tu mente; 

que te hacen sentir viva y muy cerca.

Viva las casualidades, el Destino, el amor con sentido e incluso sin remedio.

Viva las irracionalidades, las aventuras, e incluso los imposibles.

Un brindis por todos los rincones que te sangran el alma; igual que tú.

domingo, 15 de junio de 2014

Always nine

Dicen por ahí que eres de esas personas que necesitan todo y a la vez nada. Que sientes y notas como nadie aunque no reconozcas los suspiros; que los hay.  
Que te encanta bailar conmigo aunque no sea a menudo. 
Que nunca ha habido nadie tan. Tanto y tan nadie.
Y yo, que siempre he creido en los erre que erre. Porque alguien me dijo una vez que se debe luchar por lo que se quiere, que "el comienzo es siempre hoy". 
Y sigo así, queriéndote y queriéndonos; juntos. 
Cuando suena el teléfono y eres tú. Cuando se puede y cuando no. Cuando estamos tan cerca que las respiraciones chocan, cuando estamos tan lejos que el abismo se hace inmenso. Seguimos siendo nosotros aunque duela, aunque cueste, aunque haya aunques que lo quieran o que lo estropeen.
No importa que haya mar, o que no; que sea de mala muerte o el hogar. 
Todo pierde el sentido cuando es así. 
Dicen por ahí que entiendes aunque no lo digas; que miras. Que sabes todo aunque no lo muestres. 
Que recuerdas; que sientes; que amas.
Que al final estamos poseyéndonos el uno al otro no dándonos por vencidos. 
Porque nunca nos hemos dicho adios por el miedo a las despedidas, porque no suelen existir los no aunque no se pueda, no se quiera o no se deba. Porque siempre tendremos un hueco para el otro entre las sábanas de nuestra cama, porque siempre has estado y estarás. 
Por todas las sonrisas y las carcajadas sin remedio estamos aquí. 
Y espero y esperas, y al final estaremos.
Encontrándonos el uno al otro con la palma de las manos, a tientas de que eso es lo que amamos.
Y mientras tanto, el teléfono suena, o no, y yo así, desangrándome de ganas por tenerte aquí.

viernes, 13 de junio de 2014

¡Brindemos!

Lo de que el tiempo todo lo cura no es más que una invención absurda. No cura nada. Hay heridas que jamás cicatrizarán y otras muchas vanalidades de las que te olvidas casi sin querer.
El caso es que el tiempo puede ser un gran aliado o tu mayor amargura. Y aquí, el tiempo, ha conseguido poner las cosas en su sitio porque eso sí que lo consigue.
Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que todo lo que vivimos fue real. Incluso los más pequeños detalles cobran ahora toda la importancia que siempre se merecieron.
Al final los ojos se han abierto y joder, ¡qué bonito todo!

Un brindis por todas aquellas noches que me dormí sonriendo en silencio. 
Por los cigarrillos sin terminar, por los de después y por el del final. 
Un brindis por todas las horas que me pasé mirándole mientras dormía
tan frágil, tan bonito. 
Por todas las locuras que he hecho sin habérmelo propuesto. 
Un brindis por el único que ha conseguido desestabilizarme y volverme loca. 
Por el que he hecho de todo y de nada. 
Un brindis por las madrugadas enloquecidas, por las mañanas de despedidas. 
Un brindis por los viernes que siempre acababan bien, 
por los sábados de corazones encogidos. 
Un brindis por los viajes que he hecho y por todos los que me he imaginado. 
Por mis ganas. 
Un brindis por las caricias, los besos y los palos. 
Por el sexo. 
Un brindis por las palabras; por sus ojos, por sus manos. 
Un brindis por sus filas, por sus fobias; por sus miedos. 
Un brindis por todos los momentos que hemos vivido 
y por lo que viviremos; 
Por las cagadas, las putadas, las piedras en el camino; 
Un brindis por haber estado cerca SIEMPRE; por seguir estando. 
Un brindis por el sueño inalcanzable de tenerle, 
por la ilusión de conseguirle, por la fuerza del querer. 
Un brindis por él; y por mí.

viernes, 6 de junio de 2014

Cada día entiendo nada.

Lo que le gustan los caprichos al Destino.
Llovía como siempre por aquel entonces. El cielo era del mismo gris del que se teñía mi alma y la pena era tanta que. Sin embargo. No hay nada que un par de chupitos no solucione.
Alcohol. El amigo de los pobres.
Pensaba que aquello era bonito pero no tardé en descubrir que el bonito era él.
Y después de más de mil doscientos días, con sus veinticuatro horas eternas, andaba recorriendo una vez más la Ruta del Cantábrico, esta vez con la misma ilusión del primer día.
Y me cago en la puta. Qué dolor más extraño cuando los kilómetros son tantos que resqueman con solo pensarles. Quizás podríamos pasarnos la noche bailando como solo nosotros sabemos. Pero eso debía ser lo sencillo. Y no hay nada fácil entre sus manos.
Ojalá esas sombras se vayan a la Conchinchina y nos den un respiro. Quizás luego el cansancio sea mayor que nuestras ganas, pero qué bonito sería descubrirlo.
Cada día entiendo menos. Cada día entiendo nada.