Cuando una historia es tan brillante que hace daño. Cuando una historia tiene todos los ingredientes que cualquier mujer querría. Amor furtivo, secreto, morbo, querer y no poder, silencios que duelen, sonrisas que matan, miradas que te derriten el alma... Sexo apasionado, desenfrenado, del que te deja sin aliento, del que te deja siempre con ganas de más aún estándo a punto de morir ahogada.
Gotitas de sudor que se rozan entre los cuerpos. Sábanas húmedas de amor. Una habitación empapada del vaho que provocan nuestros alientos. Respirar, sentirte libre. No querer salir nunca de esa cama. No pensar en lo que pase tras esa puerta. Que las agujas de todos los relojes se detengan. Que el mundo deje de girar.
Por un pequeño instante no importa nada en la vida. No piensas, ni escuchas, ni oyes, ni ves.
Por un pequeño instante estás en otro lugar, que nadie conoce. Y lo mejor de todo es tenerle a él como acompañante. No hay nada tan bonito en la vida, como que no hagan falta ni las palabras, ni las miradas, ni los sonidos, ni las imágenes... Que con solo saber que está ahí basta.
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