Y es que en ocasiones, hay princesas que se encuentran cara a cara con su príncipe azul y no saben qué hacer. Llevan tanto tiempo esperándole que lo único que surge espontáneamente es evaporarse cual gota de agua, que un agujero en la tierra las trague, o que sus tacones sean lo suficientemente fuertes para soportar una carrera de obstáculos.
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