IX

Quizás el verdadero amor sea una decisión; La decisión de jugártela por alguien, de entregarte a alguien sin pensar si te va a corresponder o si te va a hacer daño, o si será el amor de tu vida. Quizás el amor no es algo que te ocurre, quizás sea algo que tú escoges.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Él.

Él, que fue aquel primer rayo de luz después de la tormenta.
La primera sonrisa después de tantas lágrimas.
La felicidad en unos ojos. La magia en unas manos.
Él, que consigue hacerme un nudo en el estómago con solo mirarme.
Que sabe erizarme el bello de los brazos con una caricia. Incluso con un empujón.
Que sabe hacerme un nudo con las sábanas para que no me pueda escapar.
Con quien tengo el poder de parar el tiempo.
Los besos más dulces. Y más duros.
Él, que sabe cogerme con un brazo.
Que deja el otro libre para tocarme de arriba a abajo. Y de abajo a arriba.
Que busca todos los rincones de mi cuerpo para hacerles felices.
Ahora también,
Él, con quien supe que sí pero no. Que ni contigo ni sin tí.
Que bonito estando lejos y ocupado cuando es al lado.
El primero con quien tuve miedo de lanzar la moneda, por querer que fuera siempre cara.
Por quien he escrito hasta llorar. Quien me ha regalado más sonrisas antes de dormir.
El primero con quien no he sabido decirme adiós por miedo a la despedida.
Una de cal y otra de arena.
El que decía que no quería nada serio, y me encantaba.
El que trajo la locura a mi vida. La esperanza. La ilusión.
Con quien he compartido mis triunfos. Y el que se alegra de ellos.
Al que le gusta mi piel. Y del que me gusta su piel.
El que cumple años en negativo. Y está llegando a los quince.
Él, que no se entiende a sí mismo. Y al que yo nunca entenderé.
El que me hace preguntarme los por qués de cada paso.
Por el que quiero todo. Y nada.
El que ha hecho que guarde en secreto mis mejores recuerdos.
Mi historia. La más bonita. Jamás contada.



 

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