IX

Quizás el verdadero amor sea una decisión; La decisión de jugártela por alguien, de entregarte a alguien sin pensar si te va a corresponder o si te va a hacer daño, o si será el amor de tu vida. Quizás el amor no es algo que te ocurre, quizás sea algo que tú escoges.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Trescientos sesenta y cinco días.

Trescientos sesenta y cinco días. 
Ese es el tiempo que ha pasado desde que he vuelto a respirar muy hondo. No digo que fuera una infeliz, digo que me había acostumbrado a las putadas y me había hecho un poco inmune. Menos mal que a veces, y solo a veces, me equivoco en mis pronósticos.
Va a ser verdad eso de que no hay nada mejor como no buscar algo para dar por fin con ello. En ese preciso instante en el que ya no buscaba nada apareció él para darle sentido a todo. Y puso en orden todo lo que estaba patas arriba, que era mucho. Ha sido desde entonces un compañero fiel que me ha apoyado y ayudado en todo, siempre, sin excusas ni peros. Tenía yo razón cuando decía que quien de verdad te quiere no conoce la palabra pero. Va a ser verdad también eso de que existen las medias naranjas. En nuestro caso somos las dos caras de la misma moneda. Hacemos un buen equipo. 
Cuando creo que no puedo, él se encarga de hacerme ver que no solo puedo sino que debo. Me gusta cuando me acaricia la cabeza. Bueno, me gusta cuando me acaricia, en general. Me encantan sus abrazos, sus besos. Amo sus besos en mi espalda antes de dormir. Y verle soñar bonito por las mañanas, cuando todos estamos en pie menos él. Entiendo a nuestro gato cuando quiere acurrucarse a su lado. Yo lo haría 24 horas al día. Su pecho como almohada es mi lugar favorito en el mundo. Y hemos construido un lugar súper nuestro que ya es hogar. ¿Y la risa? Las risas que me ha regalado en estos trescientos sesenta y cinco días, me han alargado la vida por lo menos diez años.
No puedo sentirme más protegida, ni más feliz, ni más querida. El destino ha puesto en mi camino al hombre más mejor del mundo mundial y es todo mío y todo para mí, joder. Qué bueno tenerte, amor.
No suelo escribir de cosas bonitas pero es que me niego a dejar las palabras atrás. 
Gracias, amor. Por prequererme, quererme y amarme hasta el infinito ida y vuelta infinitas veces. Aunque ya sabes que yo siempre te voy a querer un poquito más!

2 comentarios: